domingo, 22 de noviembre de 2009

Cuento para reflexionar


Quería compartir con vosotros este cuento-metáfora que me regaló hace poco una compañera de estos mundos del Coaching. Gracias Amada por tu texto tan inspirador para mi.



EL NUEVO PALADAR .


Erase una vez un forastero que llegó nuevo a un pueblo.

El primer día por la mañana entró en un bar a almorzar y pidió un vino blanco. El señor que servía en la barra lo miró con cara extrañada, y unos señores que estaban al lado, clientes habituales, se echaron a reír. Los vasos de estos señores contenían vino tinto.

El forastero, enfurecido dijo “¿Qué pasa?”. Los clientes del vino tinto contestaron un poco fanfarrones “Mira que beber vino blanco!!”. El forastero se levantó, les empujó, se bebió la copa de vino blanco y se marchó.

Al día siguiente, el forastero, quiso ir a otro bar. Para su sorpresa, se encontró con la misma situación. Las dos veces que le había sucedido él se había vuelto a casa enfurecido, con rabia y pensando que de qué iban en ese pueblo.

Decidió comprar su botella de vino blanco en el supermercado para tomarla en casi, así no se tendría que pelear más. Por unos días, se sintió mejor pero, poco a poco, echaba de menos el darse una vuelta por el pueblo camino del bar, airearse, ver caras diferentes a la suya…

Un buen día decidió volver a probar. Cuando pidió el vaso de vino blanco y los demás se le quedaron mirando y haciendo comentarios entre ellos, el forastero respiró hondo y en lugar de enfadarse, le dijo al más atrevido “¿Lo quieres probar?”.

Los hombres, ante la actitud amable del forastero no se pudieron negar. El forastero se sorprendió de la degustación que hacían del vino.
Cuando todos lo hubieron probado, el más atrevido replicó “Mira forastero, nunca habíamos probado el vino blanco. Siempre hemos bromeado con que parecía meado”.

No entendimos porqué ese día usted se enfadó con nosotros. Estamos entre amigos y pasamos la mañana haciendo comentarios pero en ningún momento le hemos juzgado, sólo nos sorprendió su elección.

Puede estar tranquilo bebiendo el vino que quiera. Además, quizás gracias a usted, nos atrevemos a desarrollar nuestro paladar.

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