domingo, 15 de mayo de 2011

En busca de la FELICIDAD



Hace unas semanas hicieron en televisión una magnifica película llamada "En busca de la felicidad" donde Will Smith hace un estupendo papel. Lo que quería destacar de esta pelicula, además de su sugerente título y que es recomendable verla al menos una vez al año, me quedo con algunas de las frases que me resultaron muy inspiradoras. Espero te gusten:


Lo único que puedo decirles a ustedes es que si me hacen una pregunta y no sé la respuesta, les diré directamente que no sé la respuesta, pero también buscaré la forma de encontrarla, y cuando la tenga, se la daré.”



"Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo, ni siquiera yo. Si tienes un sueño, ve a por él, la gente que no lo consiguió te dirá que no lo lograrás, pero si tienes un sueño, persíguelo y punto. ¿Sabes?, la gente que no logra conseguir sus sueños suele decirles a los demás que tampoco cumplirán los suyos"


"En ese momento empecé a pensar en Thomas Jefferson y en la Declaración de la Independencia. Nuestro derecho a tener “vida y libertad” y a “buscar la felicidad”. y recuerdo que pensé ¿cómo se le ocurrió poner la parte de la búsqueda? Quizás la felicidad es algo que solo se busca y tal vez nunca la podamos obtener hagamos lo que hagamos. ¿cómo supo eso?"



Por todo ello, si se desea la FELICIDAD quizá no vengan mal contemplar algunas reglas de oro:



1. La felicidad es un bien personal: Podemos entrenarnos para encontrarla y aumentarla.


2. La felicidad está en nuestras manos, o mejor, en nuestro cerebro: La felicidad está en el cerebro, no en el estómago ni en el corazón ni en la sexualidad. Podemos conocer sus mecanismos para hacerla más inteligente y duradera de lo normal.



3. El cerebro se estructura por la genética y la cultura: Ambos elementos son indispensables: creencias, prejuicios, amores, hostilidades… se inculcan en los cerebros infantiles sin su conocimiento y sin su consentimiento. Es clave la responsabilidad de los padres.


4. Descubre lo esencial para la felicidad: La salud, el dinero, el amor, el poder, el prestigio social ayudan a la felicidad, pero no son lo esencial. Lo más importante es la educación pues establece la reactividad personal que es la que interpreta la información sensorial que se recibe.

5. Aprende a apreciar la felicidad: Puede haber cursos para apreciar la felicidad desde niños: potenciar la activación de las zonas del sistema límbico cerebral que participan en la sensación de felicidad y disminuir la interpretación desagradable de la realidad ambiental.

6. Emplea el psicostato de felicidad personal: Es difícil ser feliz en el mundo actual, lleno de problemas. Por eso conviene ajustar y regular el psicostato, ese termostato de la sensibilidad para apreciar lo bueno y tener una menor reactividad ante lo malo. Se regula mediante la cultura, la educación y el entrenamiento.


7. Aprecia la presencia de momentos felices: Que no se pierdan en la rutina diaria. Toma la adversidad con sólo dos dedos; recibe la felicidad con las manos abiertas.

8. Aprende a gestionar los conflictos: En momentos de tensión con los demás, elige la respuesta de conducta más eficaz. No aceptes la manipulación emocional del adversario, ni su estrategia, ni su hostilidad. Mantente estable para responder con violencia o con calma

9. Busca la satisfacción emocional e intelectual de la obra realizada: La felicidad no se consigue con drogas ni con respuestas instintivas. Mantén un equilibrio entre instintos e intelecto, entre la mecanización civilizada y los goces mentales.


10. Une desde el presente, el pasado y el futuro: Goza del momento presente desde los recuerdos del pasado y las expectativas del futuro. Nuestras ideas y realizaciones perdurarán en el futuro



Aunque no te ocupes de política, ella se ocupará de ti








REGENERAR LA POLÍTICA -Pedro Miguel Lamet-



“¡Cómo está la política!” comentaba el sereno gallego de La verbena de la Paloma, para dar “otra vuelta a la manzana”. Los problemas de la cosa pública y la vida política son tan antiguos como el ser humano y la historia se repite. Ya en la vieja Grecia para los sofistas la política era el arte de poder persuadir mediante la palabra. Persuadir no significa tener la verdad, sino poner la palabra al servicio de unos intereses y así concebir las leyes como convencionalismos, que los hombres adoptaban para vivir en sociedad de manera diferente a como lo hacen los animales y en donde el más fuerte se aprovecha del más débil.


Hoy el hombre de la calle comienza a descubrir que la mayor parte de los políticos no son sino sofistas disfrazados. Dicen buscar el bien común, pero pronto se les cae la careta y la gente se da cuenta de que se limitan a llenarse la boca de palabras que ocultan el propio interés o el del partido, caiga quien caiga.




Sócrates se preocupó por la búsqueda del fin o propósito del hombre, en encontrar el objeto del ser humano, que si bien no definió, viene a ser el de hacer posible que el hombre viva en sociedad.


La política viene a ser pues la actividad social y práctica cuyo objeto es la búsqueda del bien común de los integrantes de una comunidad. Por lo tanto, es el bien común el principio y fin ético de la política. Y será bueno todo aquello que beneficie, acreciente o promueva el bien común. Será en cambio malo para la política lo que se oriente a perjudicarlo, disuadirlo, disminuirlo, desvirtuarlo.




Esto parece obvio, pero la gran pregunta de siempre es cuál es ese bien común. La respuesta de los politólogos es clara: un bienestar general, que se logra por medio de una auténtica justicia social, cuya finalidad no es otra que alcanzar una adecuada distribución de la riqueza entre todos los grupos sociales.


Para ello hace falta la presencia de un Estado capaz de generar ese equilibrio. Un Estado que no elimine la responsabilidad de las personas, de las comunidades y de las organizaciones intermedias. Un Estado que no convierta a los ciudadanos en marionetas o peleles, y en amordazadas servidoras a las comunidades y organizaciones intermedias, puesto que todo el mundo sabe que el exceso de intervención estatal ha sido algo nefasto para las sociedades civiles.


Pero tampoco es bueno un Estado del todo ausente, que deje la suerte de sus habitantes al juego de la oferta y demanda. Ni un Estado indiferente a los problemas sociales. El Estado debe intervenir para asegurar el mínimo de bienestar para todos. Sin demagogias pero con eficacia. La mezcla de libertad y justa intervención genera hoy día la tensión entre modelos liberales y socialistas. Por ello, todo Estado se desnaturaliza, es decir, pierde su esencia, cuando se corrompe y desvirtúa transformándose al provecho de unos pocos.


Según Aristóteles hay tiranía, oligarquía o demagogia cuando un tirano, una minoría o una mayoría gobiernan para sí mismos. Estas serían las formas desnaturalizadas.


Por consiguiente, factores que conducen a la desnaturalización del Estado, a su proceder éticamente negativo, inmoral, ilegítimo e ilegal son principalmente el economicismo, la tentación del poder absoluto y la pérdida de un orden político.

Hoy la política se ha convertido en un fenómeno global dependiente del dinero. La posesión de éste engendra poder absoluto, por lo que unos países ricos o sus multinacionales detentan el gobierno del mundo y los pobres no pintan nada. En esta situación todo se derrumba, no hay orden ni justicia.


¿Existe alguna solución?


Aunque parezca utópica, no hay otra que volver a la conciencia moral, a la virtud en un sentido amplio; a la rectitud de su conducta, que se traduce en ética personal y colectiva. Krause, filósofo de gran influencia sobre la doctrina radical, sostenía que la ley moral lleva implícita la libertad y el orden, siendo su máxima de conducta más difundida la siguiente:


“Haz el bien por el bien mismo”.

Es necesario pues encontrar políticos con ideales. ¿Que la política es siempre sucia y lo mejor es huir de ella, como dice la gente? Para éstos es aplicable el dicho: “Aunque no te ocupes de política, ella se ocupará de ti”. No podemos sustraernos de ella, porque condiciona nuestra vida desde la comida a la familia, pasando por la casa y el trabajo. Decía Moravia que “curiosamente los votantes no se sienten responsables del fracaso del gobierno que han votado”. Por eso la regeneración política es una tarea que nos atañe a todos y, al final, tenemos los gobernantes y representantes que nos merecemos.

domingo, 8 de mayo de 2011

Exhibicionismo Psicológico







"Apuntes para una patología del exhibicionismo psicológico"
Por Alejandro Rocamora Bonilla

Todos los días la televisión, la ‘prensa rosa’ y algunos programas de radio ponen de manifiesto con que facilidad se quebranta la barrera de la intimidad del famoso o famosillo. ¿Cuáles son las ra­zones que conducen a este comportamiento? Por otra parte, aun­que es cierto que el ser humano necesita compartir los proyectos, logros y temores para de esta manera disminuir el sufrimiento, no podemos olvidar que existen diferentes niveles de comunica­ción y que cada uno pretende un objetivo: desahogo, catarsis, curación, compartir o simplemente exhibirse ante los demás. No todas esas formas de comunicación, pues, tienen la misma finali­dad ni todas provocan el mismo bienestar. Veámoslo

El vocablo “intimidad” deriva del término latino “intimus”, que hace referencia a lo más interno del hombre, a sus cualidades más personales y a sus sentimientos más profundos, a veces inconfe­sables por vergüenza o pudor. Por esto considera­mos íntimo (“un amigo íntimo”) a la persona que le podemos abrir nuestro corazón sin tapujos.

También tenemos que distinguir entre intimidad y secretos. Mientras que la intimidad hace referen­cia a lo más nuclear del individuo, el secreto pue­de referirse a cualquier acontecimiento exterior a la persona: por ejemplo, lo que hice este fin de se­mana o lo que me dijo un amigo sobre él o sobre una tercera persona. El secreto, pues, es más ob­jetivo e impersonal y no afecta a la esencia mis­ma del sujeto. Se tienen secretos, pero se respeta la intimidad. Es decir, la intimidad no se centra en ocultar “algo” sino en salvaguardar la propia esen­cia del yo y en no perder el control de los propios sentimientos. La intimidad es algo más que no dar información de sí mismo, implica más bien la posi­bilidad de gestionar nuestro mundo interior.

La esencia misma de la relación con el otro se mueve en este doble movimiento de revelarse/ ocultarse. No podemos ser totalmente trasparen­tes, pero tampoco excesivamente opacos a los estímulos de los demás. La relación interpersonal para que sea adecuada debe intentar encontrarse equidistante de esos dos extremos: el exhibicionismo psicológico y el aislamiento egoísta.

El poder curativo de la palabra
Freud puso el énfasis en el poder de la palabra, en la comunicación, como forma para llegar a un equilibrio que favorezca la salud psíquica del in­dividuo. Su pensamiento queda reflejado en esta frase: “La ciencia moderna aún no ha producido un medicamento tranquilizador tan eficaz como unas palabras bondadosas”. La curación a través de la palabra, podríamos sintetizar, fue el legado que nos dejó el padre del psicoanálisis.

El ser humano al poner palabras a sus sufrimien­tos tiene la posibilidad de comprenderlos y rede­finir su postura ante los hechos más dramáticos. Además, también es una forma de reconocer los propios recursos para superar cualquier conflicto psíquico. La palabra, pues, tiene un poder curati­vo siempre y cuando encuentre un interlocutor vá­lido y el espacio adecuado para poder proclamar­se. Es decir, la palabra cobra todo su valor en la interrelación con el otro, pues en esa intercomu­nicación podemos reelaborar nuestra experiencia y encontrar las pistas de solución. No es hablar como ante un espejo, sin posibilidad de respuesta, sino ante un ser humano, que transmite afecto y cariño, pero también otra perspectiva del proble­ma. Por el contrario, el aislamiento, la dificultad de interacción con el otro, lleva a la persona a un es­piral de silencio que incapacita para ser feliz.

No obstante, en este proceso de “curación” a tra­vés de la palabra, podemos descubrir diferen­tes niveles de comunicación: desde la “charla de café”, pasando por el exhibicionismo psicológico, a la “escucha terapéutica.




















NIVEL - FORMA DE EXPRESIÓN -RAZONES





I- Encuentros breves (ascensor) -->Romper el hielo
II- Charla de café --> Pasar el rato
III- Exhibicionismo psicológico --> Necesidad de ser mirado
IV- Relación terapéutica -->Provocar el cambio
V- Comunicación “núcleo a núcleo” --> Compartir la intimidad







De la “charla de café”…
Todos los eruditos en la materia están de acuerdo en describir que el nivel más superficial de comu­nicación se produce en lugares donde la proximi­dad física es significativa y donde no hay ningu­na relación personal por lo puntual que es el en­cuentro y en muchas ocasiones sin posibilidad de poderse repetir. Ejemplos de estas relaciones se producen todos los días en los ascensores, en la frutería de la esquina o en la espera de una con­sulta médica. En todas esas ocasiones lo más so­corrido es hablar del tiempo, como forma de rom­per el hielo. Son encuentros sin historia y finali­zan cuando damos por terminada nuestra gestión o espera. No dejan huella ni tampoco nos produ­ce ningún cambio en nuestro comportamiento.

El segundo nivel de comunicación se puede ejem­plarizar con las “charlas de café”: se habla de te­mas de actualidad (políticos, deportivos, etc.) y aquí el interlocutor ya se implica más (se pone de manifiesto sus ideas políticas, etc.) pero todavía no se habla de sí mismo. Es una relación sin com­promiso y donde el contenido de la misma es la crisis económica, lo mal que juega el Real Madrid o lo bien que juega el Barcelona, o las aventuras de los famosos y famosillos. Es una charla de en­tretenimiento donde el objetivo principal es “pa­sar el rato”. También en estas “charlas de café” se pueden contar hechos personales pero con poca implicación emocional: relato de las últimas va­caciones o la última película que hemos visto.

al exhibicionismo psicológico
En este tercer nivel de comunicación hay un salto cualitativo, pues ya no se habla de acontecimien­tos, sino que hablo de mí: mis preocupaciones, mis deseos, mis agobios, mis miedos y también mis proyectos. Esto se puede hacer de forma pri­vada (la relación terapéutica) o pública (en una tertulia de amigos o ante las cámaras de TV o en alguna revista de corazón). En este último su­puesto es lo que podemos llamar el exhibicio­nismo psicológico.

Etimológicamente exhibicionismo significa mos­trar, enseñar. Exhibirse, es mostrar al mundo lo que piensas y lo que sientes, posible­mente además por el beneficio crematístico que eso supone, por el placer mismo de ser mirado y sin ninguna pretensión de cambio (una clara dis­tinción con la relación terapéutica). El paradig­ma de esta forma de comunicación son los reality shows donde, para que estos se mantengan en un buen nivel de audiencia, también debe haber espectadores que sientan placer por fisgonear al otro. Con otra clara diferencia: los interlocutores de estos programas televisivos no son terapeutas sino que más bien ‘juegan’ a ser jueces o policías, con la única finalidad de aumentar la audiencia. Dos tipos de personalidades son proclives a este tipo de comunicación: las personalidades narci­sistas y las personalidades histriónicas.

El término narcisista en sentido coloquial se utili­za de forma peyorativa para indicar vanidad, pre­sunción o egocentrismo. Desde el punto de vista psicológico podemos afirmar que la personalidad narcisista se siente superior a los demás, tiene una creencia exagerada de su propio valer y no obstante puede ser extremadamente sensible al fracaso. Y si éste se produce es fácil que respon­da con agresividad o con una depresión. Junto a esto, el narcisista necesita la admiración de los demás para poder seguir… existiendo.

Todo ese comportamiento es pura fachada pues en realidad el narcisista parte de un concepto muy desvalorizado de sí mismo, que tiene que compensar con la admiración de los demás y por esto son manipuladores y egocéntricos en grado máximo. Los narcisistas están tan centrados en sí mismos que, incluso las situaciones más trági­cas o angustiosas de los demás, les parecen ni­mias comparadas con las suyas. El “yo más” es constante en sus vidas.

Por otra parte, las personas histriónicas (histéri­cas) están preocupadas por llamar la atención y ser el centro de cualquier situación. Son superfi­ciales, inestables emocionalmente y se dejan in­fluenciar por cualquier persona. Además son muy seductoras, pero difícilmente se implican emocio­nalmente. Buscan la admiración de los demás, pero huyen de todo compromiso. Su gran preocupación es su cuer­po y la imagen que dan a los demás. Lo podemos sintetizar con un dicho popular: “Quieren ser el niño en el bautizo, el novio en la boda y el muer­to en el entierro”.

Tanto para las personas con rasgos narcisísticos como histéricos los medios de comunicación son altavoces de sus demandas de admiración y ca­riño de los demás, aunque para ello tengan que renunciar a su privacidad y a exponerse constan­temente a ser miradas.



…hasta la escucha terapéutica
Toda relación terapéutica es “un encuentro en profundidad”, que pretende cambiar al consul­tante. La cura se produce no por lo que se dice, ni cómo se dice, sino por la misma relación en sí. Lo evidente es que todo en­cuentro terapéutico deja huella (positiva o nega­tiva) en el consultante. Nunca nuestra acción de ayuda hacia otra persona es inocua. Aquí radi­ca la grandeza, y también el riesgo, de la acción terapéutica.


Toda persona que pide ayuda se encuentra en una encrucijada: desea cambiar (conseguir un gra­diente más de autoestima o de libertad), pero, al mismo tiempo se siente inclinada a permanecer encadenada a sus angustias y temores. Paradó­jicamente los dos aspectos son necesarios para iniciar una relación terapéutica. Si no se produ­ce la primera (el deseo de cambiar) no se pedirá ayuda; pero si no se da la segunda condición (la tendencia a permanecer atado a su angustia) no sería necesaria la psicoterapia.

La relación terapéutica tiene como finalidad fundamental facilitar el cambio. Un cambio que le posibilite elegir, desde la libertad. Es en este proceso de cambio donde el terapeu­ta debe actuar. No para transformar ni moldear a su imagen y semejanza al consultante, sino para descubrir su núcleo más sano e iluminar las alter­nativas posibles.






Así, pues, en la escucha terapéutica lo importan­te es la persona en su totalidad; en los reality shows lo importante es lo que se cuenta, el relato en sí mismo, sin preocuparse por el sujeto que lo vive; el terapeuta es un ayudador, no altavoz de la miseria ajena, y mucho menos juez o policía de las vivencias contadas: la “escucha curativa” se realiza en la intimidad, alejados de los focos de la publicidad y propaganda; y por último, el tera­peuta lo que pretende es intentar redefinir y re­estructurar la situación del cliente, para que sea feliz, y no sacar todos los trapos sucios del per­sonaje, para que de esta manera se incremente la audiencia.

Conclusión
El nivel más óptimo de comunicación es cuan­do transmitimos nuestros sentimientos y emo­ciones (no la hojarasca de las cosas que hemos hecho), pero también permitimos al otro que puedatransmitir sus penas y alegrías. Algunos autores lo han llamado “comunicación núcleo a núcleo”, que es la razón más sublime para desnudar al yo: ayudarme ayudando al otro. El prototipo es la relación de amistad o de pare­ja. Pero esto es otra historia que contaremos en otro momento

domingo, 1 de mayo de 2011

Para ti, mamá


Cuando viniste a este mundo, Ella te sostuvo en sus brazos. Tú se lo agradeciste gritando.

Cuando tenías un año, Ella te alimentaba y te bañaba. Tú se lo agradeciste llorando la noche entera.

Cuando tenías 2 años, Ella te enseñó a caminar. Tú se lo agradeciste huyendo de Ella cuando te llamaba.

Cuando tenías 3 años, Ella te hacía todas las comidas con amor.Tú se lo agradeciste tirando el plato al piso.

Cuando tenías 4 años,Ella te dió unos lápices de colores.Tú se lo agradeciste pintando todas las paredes del comedor.

Cuando tenías 5 años,Ella te vestía para las ocasiones especiales.Tú se lo Agradeciste tirándote por la pila de barro más cercana.

Cuando tenías 6 años,Ella te llevaba a la escuela.Tú se lo agradeciste gritándole: ¡NO VOY A IR!

Cuando tenías 7 años,Ella te regaló una pelota.Tú se lo agradeciste arrojándola contra la ventana del vecino.

Cuando tenías 8 años,Ella te trajo un helado.Tú se lo agradeciste derramándoselo sobre su falda.

Cuando tenías 9 años,Ella té pago unas clases de piano.Tú se lo agradeciste nunca practicando.

Cuando tenías 10 años,Ella te llevaba con el auto a todas partesde Gimnasio al partido de fútbol,de fiestas de cumpleaños, a otras fiestas.Tú se lo agradeciste cuando salías del coche y nunca mirabas atrás.

Cuando tenías 11 años,Ella te llevó a ti y a tus amigos a ver una película.Tú se lo agradeciste diciéndole que se sentara en otra fila.

Cuando tenías 12 años,Ella te aconsejó que no miraras ciertos programas.Tú se lo agradeciste esperando que ella se fuera de la casa.

Cuando tenías 13 años,Ella te sugirió un corte de pelo que estaba de moda.Tú se lo agradeciste diciéndole que Ella no tenia gusto.

Cuando tenías 14,Ella té pagó un mes de vacaciones en el campamento de verano.Tú se lo agradeciste olvidándote de escribirle una carta.

Cuando tenías 15,Ella venía de trabajar y quería darte un abrazo.Tú se lo agradeciste cerrando con llave la puerta de tu habitación.

Cuando tenías 16,Ella te enseñó cómo manejar su coche.Tú se lo agradeciste usándoselo todas las veces que podías.

Cuando tenías 17 años,Ella esperaba una llamada importante.Tú se lo agradeciste, hablando por teléfono toda la noche.

Cuando tenías 18,Ella lloró en la fiesta de tu graduación de la escuela.Tú se lo agradeciste estando de fiestas hasta el amanecer.

Cuando tenías 19 añosElla té pagó la cuota de la universidad,te llevó en coche hasta el campus y cargó tus maletas.Tú se lo agradeciste diciéndole adiós desde fuera del dormitorio,así no te sentirías avergonzado ante tus amigos.

Cuando tenías 20,Ella te preguntó si estabas saliendo con alguien.Tú se lo agradeciste diciéndole: "A Ti no te importa eso"

Cuando tenías 21,Ella te sugirió algunas carreras para tu futuro.Tú se lo agradeciste diciéndole: "No quiero ser como Tú."

Cuando tenías 22,Ella te abrazó en la fiesta de graduación de la Universidad.Tú se lo agradeciste diciéndole si te podía pagar un viaje a Europa.

Cuando tenías 23,Ella te dio algunos muebles para tu primer departamento.Tú se lo agradeciste diciéndoles a tus amigos que los muebles eran feos.

Cuando tenías 24,Ella conoció a tu futura esposa y le preguntó sus planes para el futuro.Tú se lo agradeciste con una mirada feroz y le gritaste "¡Cállate!".

Cuando tenías 27,Ella te ayudó a pagar los gastos de tu boda y llorando te dijo que te amaba muchísimo.Tú se lo agradeciste mudándote por la mitad de el país.

Cuando tenías 30,Ella te dió algunos consejos para cuidar al bebé.Tú se lo agradeciste, diciéndole que las cosas son diferentes ahora.

Cuando tenías 40,Ella te llamó para recordarte el cumpleaños de tu Papá.Tú se lo agradeciste diciéndole que estabas muy ocupado.

Cuando tenías 50,Ella se enfermó y necesitó que la cuidaras.Tú se lo agradeciste leyendo sobre la carga que representan los padres hacia los hijos.


De repente, un día,Ella silenciosamente murió. Y todas las cosas que nunca hiciste cayeron como un trueno.


Tomémonos un momento para rendir honor y tributo a la persona que llamamos Mamá, aunque algunos no la pueden llamar así de ese modo abiertamente.

No hay sustituto para Ella.Alegra cada momento. Aunque a veces, Ella no parezca la mejor de las amigas, quizás no concuerde con tu forma de pensar, pero aún así...

¡Es tú Madre! Ella estará allí para ayudarte con tus dolores, tus penas, tus frustraciones.

Pregúntate a ti mismo:
¿Has separado tiempo para estar con Ella, para escuchar sus quejas sobre el trabajo en la cocina, su cansancio?

Sé prudente, generoso y muéstrale el debido respeto, aunque tú pienses diferente de Ella. Una vez que se vaya de este mundo, solamente los recuerdos cariñosos del Ser Que Llamamos Mamá...Solo Eso Nos Queda